A 14 meses de aquella trágica mañana nos encontramos viviendo momentos muy particulares para Argentina. Mientras nuestro dolor, lejos de aplacarse, se agiganta con el paso de los días, también somos parte de una sociedad inmersa en un debate imprescindible. Ya en nuestros primeros documentos señalamos a la justicia como uno de los pilares desde donde mejorar esta democracia.
Hemos participado desde nuestro doble lugar, como víctimas, pero también como ciudadanos, haciendo de la participación y de la presencia pública nuestros métodos de lucha. Y es desde ese lugar desde donde hoy queremos hacer algunas reflexiones.
Tenemos la convicción, la firmeza y el derecho que nos da formar parte de un colectivo armado en base al dolor. Necesitamos, a los responsables de habernos destruido la vida, juzgados y condenados dentro de un sistema sano y sin presiones políticas. Por eso tenemos cosas para decir.
La reforma del sistema judicial, denominada desde el oficialismo “democratización de la justicia” ha generado un debate que, en tanto demandantes de ella, no puede sernos ajeno.
En democracia, ser mayoría implica una doble responsabilidad. Por un lado permite gobernar siguiendo los preceptos de la Constitución. Pero también es verdad que, sin estar escrito, implica darle lugar al sano debate con quienes piensan diferente, aún cuando se maneje la titularidad de dos de los tres poderes y se tenga la posibilidad real de ser autónomo a la hora de impulsar y sancionar proyectos. Tener la grandeza de escuchar al otro también es una responsabilidad y un deber cívico de quienes tienen tales atribuciones.
El intercambio de ideas con las minorías, es imprescindible, ineludible, y esencial en un sistema republicano sano. El pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes, dice la carta magna. El 46 por ciento que no votó a este gobierno, no fue escuchado antes de que los proyectos fuesen elevados a las Cámaras. No se deliberó previamente y se impuso lo enviado desde la fuerza gobernante, basándose, implícitamente, en el concepto del “somos más y con eso alcanza”. Ser más, no significa ser todos. Solo significa tener de su lado una cuestión matemática que no debiera ser aplicada ni al uso del poder ni a la política de una manera tan burda. Crecer en democracia es otra cosa, y la palabra “imposición” no figura en ninguno de los artículos que reglamentan la sanción de las leyes. Crecer en democracia es “gobernar” en el amplio sentido de la palabra.
Eso incluye aprender y saber escuchar. Faltaron las voces de la oposición, la participación plural de especialistas y la postura de la Corte Suprema de Justicia. La llamada “democratización” sin debate conlleva una contradicción que nos mancha como nación y el método empleado para llegar a esos cambios nos resulta digno de todo rechazo.
Lo sucedido en muchas ciudades del país el día 18 de abril, marca claramente que somos muchos los que tenemos que ser escuchados. Este grupo participó de esa movilización democrática. Rechazamos de manera total y absoluta las agresiones que existieron en la marcha.
Rechazamos también las expresiones que buscan semejanzas entre un gobierno elegido por voto popular y la dictadura militar genocida que junto a sus socios civiles
asestó a este país, una herida imposible de olvidar ni sanar.
Pero también decimos que los miles que alzamos la voz el jueves pasado no podemos ser ignorados.
Todos necesitamos una justicia más rápida, más eficiente, más transparente y menos corporativa. Y nadie, desde ningún sillón, por mas importante que sea, puede pretender explicar lo que los ciudadanos de a pie sufrimos todos los días en carne propia.
La sociedad argentina exige esos cambios. Pero así como son para todos, entre todos debemos generarlos. No deben ni pueden ser propiedad de ninguna fuerza política.
En nuestro caso, y solo para hablar de un punto de la reforma impuesta, nos referiremos al aumento en el número de integrantes en el Consejo de la Magistratura.
Entre sus funciones, la constitución señala que “tendrá a su cargo la selección de los magistrados y la administración del poder judicial”. En cuatro años, el gobierno varió en 180 grados su posición. Solo como ejemplo, en julio de 2009, y en medio de una polémica con el titular de la Asociación de Magistrados, el entonces jefe de gabinete Aníbal Fernández decía que el gobierno “no discutiría el numero de miembros”.
Hoy, es uno de los senadores que votó de manera express sumar nuevos integrantes al cuerpo.
Consideramos la propuesta de aumentar ese número como una clara intención de intervenir políticamente un órgano que además de designar jueces, tiene la facultad de removerlos.
Creemos que ese cambio se debe puntualmente a la existencia de causas penales que incluyen a funcionarios y ex funcionarios de este gobierno, y nos preguntamos si con esta propuesta no se busca condicionar o anular la acción de la justicia en causas como la de nuestra tragedia, si lo que se busca no es obstruir el juzgamiento de los responsables políticos de la masacre de nuestros 52 mártires. Y tenemos todo el derecho de pensarlo. Esperamos que de sancionarse la reforma no se frene ninguna causa que incluya a quienes hayan usado o usen la función pública como medio para saciar sus ansias desmedidas de dinero y de poder. Que los corruptos que generaron tantas muertes evitables no dejen de pagar sus culpas ante la Justicia. Más allá del trabajo de la política para modificar las estructuras judiciales, en un sistema democrático es preciso que no exista injerencia de un poder sobre otro. Por eso, pedimos a los señores jueces que cuiden y honren su independencia, que ella quede a salvo a la hora de decidir y ampliar citaciones, imputaciones, procesamientos y condenas y que procedan en base a derecho sin mirar ni nombres ni cargos. Que no se dejen influenciar ni presionar nunca por el poder político, ni por el empresarial, ni por el de los sindicalistas burócratas. Todos ellos, en el caso de la tragedia del 22 de febrero de 2012, provocaron con su “cadena de la felicidad” basada en la corrupción la perdida de vidas de inocentes.
Poseer mayoría oficialista en órganos de control es peligroso, más allá quién gobierne.
La independencia de la justicia es un bien de los ciudadanos ante el poder de cada gobierno de turno, de este y de los que vendrán, y debe servir como garantía de una democracia plena.
La organización “Plataforma 12”, que nos acompaña en esta lucha desde el primer día dice en su pronunciamiento: “la democratización de la Justicia requiere mayor discusión pública colectiva, sobre los asuntos públicos, y no mayor control de la mayoría en el gobierno sobre el órgano que debe controlarlo”.
Suscribimos esas palabras. En este marco estamos esperando que el Tribunal Oral Federal 2 ponga fecha de inicio al juicio oral. Y también le pedimos al Dr. Bonadío que de una vez por todas cumpla la voluntad de la Cámara y deje de lado la ilógica falta de mérito dictada en favor de Mario Cirigliano y lo incluya en la elevación a juicio oral. Para nosotros cada día de demora es un día más de lucha, de espera y es un día mas de injusticia para nuestros muertos. Pero una causa simbólica, que une a la misma trilogía siniestra de funcionarios, empresarios y sindicalistas tuvo su fallo el viernes último. Finalmente se llegó a la sentencia por el asesinato a mansalva de Mariano Ferreyra. Su hermano Pablo nos envió estas palabras: “La decisión del tribunal 21, que cargaba con la responsabilidad de juzgar a Pedraza, se transformó en un hecho inédito en la Justicia, siendo lo más lejos que se llegó en un crimen político. Es la condena a un líder sindical por la muerte de un militante y es histórica la condena a policías por no proteger a los manifestantes.
En un fallo positivo pero perfectible, con el que la familia Ferreyra empieza a transitar el camino de la reparación y da cuenta, con seguridad, que esa bala asesina destapó un
panorama de precarización, corrupción y negociados que impactaron de manera espejada en las 52 víctimas fatales de una tragedia con un mismo trasfondo.
Por todo esto es nuestro deber hoy acompañarlos y transmitirles un mensaje de justicia, deseosos de que todos ustedes puedan caminar a nuestro lado con la seguridad de que puede haber reparación del dolor en una justicia transparente, rápida y sensible a los intereses populares”.
Además de lo sucedido con la reforma judicial, la acción del Poder Legislativo sigue en deuda los familiares de fallecidos y los heridos de las tragedia de Once. Una vez mas el oficialismo demostró en estas semanas que cuando algo le interesa no hay nada que lo detenga. En pocos días los proyectos se impulsan, y se votan, a como dé lugar.
Lamentablemente, mes a mes, volvemos a darnos cuenta que nunca estuvimos ni estamos en sus prioridades. Los proyectos de armado de Comisión Bicameral para el control de las obras del Sarmiento, y el de ayuda integral a las víctimas están guardados, vaya a saber en que cajón. Se siguen pateando para el costado, se los ignora. Hace unos días, desde el Poder Ejecutivo se creo la Comisión de Coordinación de las Políticas Integrales del Sistema Ferroviario nacional y su infraestructura asociada.
¿Este nombre pomposo incluye a fuerzas de la oposición que puedan servir de contralor a lo que se decide hacer o no hacer desde el Poder Ejecutivo? No, claro que no. Los apellidos de los responsables son conocidos: Randazzo, Lorenzino, Ramos, Kicillof. También se invita a participar a hombres del ministro De Vido, es decir, más de lo mismo. Los zorros cuidando del gallinero. Seguramente esta frase los ofenda e intenten hablarnos para explicarnos que no es lo que pensamos.
Más nos ofende a nosotros que el diputado Kunkel se haya comprometido en noviembre pasado a impulsar nuestro proyecto de Comisión de Control multipartidaria y seis meses después no hayamos tenido ninguna respuesta.
Vayan a preguntarle a él si algo que decimos no les gusta. Y de paso, vengan juntos alguna mañana o alguna tarde a esta estación a hablar cara a cara los pasajeros y preguntarles como viajan, si les alcanza con los monitores de plasma y los vagones pintados de celeste. La respuesta les daría una visión de la realidad que no se imaginan. O no quieren imaginarse. Desde los escritorios es difícil vivir lo que les toca atravesar todos los días a quienes usamos el servicio.
Solo les decimos que los incidentes tanto en el Sarmiento como en el Mitre continúan, que seguimos viajando inseguros, y que el servicio dista mucho de lo que los usuarios nos merecemos. Ni hablar del proyecto de ayuda a las víctimas impulsado por los diputados Moyano y Plaini. También sigue esperando, cajoneado bajo siete llaves. Ninguno de los dos fue merecedor de ser debatido y sancionado en pocos días.
Señores diputados, oficialistas y opositores: la tragedia de Once no es ficción, término que por estas semanas también estuvo en boga. La masacre es real, acá estamos pidiendo una vez más que trabajen, se peleen, discutan, pero que nos den alguna respuesta.
La exigimos, no vamos a quedarnos callados nos lleve el tiempo que nos lleve. Los tres poderes siguen en deuda con nosotros, y mientras ustedes debaten y el tiempo pasa, acá estamos, homenajeando cada día la memoria de los que no están, y la lucha de los heridos por tratar de seguir sin ayuda de los responsables de su situación.
Nosotros no tenemos ninguna otra deuda que la de seguir impulsando cambios, proponiendo dialogo, luchando todos los días, mientras lloramos y sembramos la necesidad de llegar a la justicia, de buscar la verdad, de mantener viva la memoria, por cada uno de los 52 que nos arrancaron. Muchas gracias por escucharnos.
FAMILIARES Y AMIGOS DE VICTIMAS DE LA TRAGEDIA DE ONCE