Acto a 18 meses de la tragedia de Once

Desde hace dieciocho meses atravesamos un dolor impensado, y hoy volvemos a encontrarnos creyendo como desde el primer día en que podemos proponer, denunciar e intentar pensar entre todos que hacer para que la pérdida de vidas tan valiosas para todos no haya sido en vano y que una parte de ellas recupere su significado. En la intimidad, los lloramos cada día, pero volvemos a levantarnos, porque sabemos que es imprescindible seguir.


Esta lucha que hemos llevado mantiene la fuerza del primer día, sostenida por todos quienes se han unido en el dolor y en la necesidad de justicia con nosotros.
Es mucha la gente que colabora, desde los lugares geográficos e ideológicos más disímiles. Pero todos unidos en la impostergable necesidad de participar en un camino que es de todos. Como en el histórico acto de hace seis meses en Plaza de Mayo, hoy nos encontramos buscando la memoria, la verdad, y la justicia.
Mucho de lo que hemos hecho recibe el apoyo de gente que, más allá de su rol en la sociedad, aporta todo lo que puede. Actos como éste hubiese sido imposible sin ellos. Por eso, cuando decimos que este es nuestro acto, no hablamos sólo de los familiares de las víctimas y de los heridos. Cuando decimos que este es nuestro acto, quedan incluidos todos los que están a nuestro lado, estén donde estén y voten como voten.
Hace 6 meses finalizaba la instrucción, y la causa se encaminaba al juicio Oral.
Desde esa fecha vimos como los imputados, en su voluntad de estirar los tiempos procesales, han presentado cuanta nulidad y cuanta excepción, la ley les ha permitido.
Y también hemos visto como uno a uno, sus infundados pedidos han sido rechazados.
Hemos visto como Mario Cirigliano fue sobreseído y también hemos visto como ha vuelto a ser procesado, como es justo que lo sea, gracias a nuestras acciones ante los Tribunales.
Hoy se encuentran imputados, procesados y elevados a la instancia oral más de 20 empresarios entre los que los hermanos Cirigliano representan claramente los vínculos económicos con el poder de turno. Y eso es así porque se ha probado que nada de lo que pasó ese día pasó porque sí.


La tragedia finalmente llegó porque durante los 10 años anteriores sólo importó el dinero que se daba en subsidios sin controlar en qué se los usaba.
Sólo importaba mostrar la tarifa fija, sin importar la seguridad de los usuarios, y sobre todo lo único que importaba era como el poder económico y el poder político, se asociaban y se beneficiaban con un servicio de trenes que ignoraba al usuario, se burlaba de su seguridad, y los llevaba inexorablemente a la tragedia.
Cinco ex funcionarios no escucharon las denuncias, sólo escuchaban a los empresarios, sus socios. Jaime, Schiavi, Sícaro, Luna y Ochoa Romero también están procesados. Como caras de la tragedia, pagarán sus culpas y las de sus jefes políticos.
Estará en su conciencia contarle a la sociedad por qué lo hicieron.
Aun están a tiempo de contar la verdad y que la sociedad los vea hacer lo que hasta ahora nadie hizo: pedir perdón por su falta de responsabilidad. Son los responsables irresponsables, como los llamo el cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco.
Nos sentimos escuchados y representados por los fallos judiciales. Tenemos diferencias, claro que las tenemos, diferencias de tiempo y de apreciación de las conductas, pero vemos con satisfacción como los intereses del poder ceden ante la verdad incontrastable: la corrupción ese día no sólo se llevó dinero espurio, esta vez se llevó vidas.

Por esas vidas, por sus familiares, por los sobrevivientes y por todos los que saben que pudieron ser ellos los que viajaran en ese tren, no vamos a parar hasta que la sentencia los condene y podamos decirles a todos: estos son los culpables de tanta muerte y tanto dolor. Entonces, todos sabremos quiénes son sus cómplices y quiénes están del lado del pueblo y la verdad.
Por eso, y porque la Justicia para ser llamada Justicia debe llegar en tiempo y forma, le pedimos al Tribunal Oral Federal Nº 2 que no cese en el ritmo que le imprimió a la causa, que este grupo de familias y todo el pueblo lo acompaña, y que espera ansioso que se determine la fecha del juicio Oral en el menor tiempo posible: Sres. Jueces: ya están claros y expuestos los hechos y acumuladas las pruebas de la responsabilidad de los procesados, falta saber que día la verdad y la justicia caerá sobre los responsables y se hechará luz en el oscuro entramado que involucraba al grupo Cirigliano y el Gobierno nacional.
Exigimos que no sean los tiempos políticos los que marquen la agenda, sino los tiempos de la verdad y la necesidad de Justicia.
Cada día de espera, es una espina más que se clava en cada familiar, en cada amigo de las víctimas, y en cada herido de aquel fatídico día.
Mientras nosotros esperamos ese día, ellos están en libertad. Pero en menos de una semana, Ricardo Jaime deberá enfrentar un tribunal cordobés en un juicio oral por sustracción de documentación relativo a su sospechoso enriquecimiento patrimonial. Observaremos con mucha atención ese juicio, porque demostrará de qué manera evalúan los jurados a estos personajes. Hace un tiempo el ex Secretario de Transportes estuvo prófugo varios días. El país presenció estupefacto como se escondía tan bien que las fuerzas encargadas de llevarlo a la Justicia no pudieron encontrarlo. Por esos días, el poder político eligió no hablar de alguien que acumula varias causas por corrupción y que fue durante seis años Secretario de Estado.
Una vez que la Cámara le otorgó la excarcelación, Jaime eligió una radio para hablar. Textualmente dijo: “Me siento, como un militante, parte de este proyecto nacional, y con mi voto apoyo el proyecto nacional y popular como un ciudadano más”.
Está clarísimo que sus vínculos con el poder están intactos. Jaime es este gobierno, y este gobierno es Jaime.
Se defienden mutuamente. Unos lo cubren con el silencio de los cómplices, y el otro refuerza en sus propias palabras la pertenencia a este proyecto de gobierno.
El procesado encuentra en las más altas esferas del país a quienes lo protegen, a quienes lo hacen sentir que nunca dejo de ser uno de ellos. Cuando desde el poder señalan “dejemos actuar a la Justicia” en realidad están diciendo “esperamos encontrar jueces a los que podamos manejar”.
Por el contario, cuando nosotros pedimos dejar actuar a la Justicia estamos diciendo que todos los argentinos necesitamos ver a los responsables juzgados y condenados.
Nosotros tenemos el poder mas universal de todos, el que nunca puede ser derrotado: la verdad irrefutable, las pruebas, y sobre todo la fuerza propia, y las que nos llega de cada uno de quienes nos acompañan. En estos 18 meses han intentado en vano lavar su imagen, queriendo olvidarse que la condena social les llegó hace rato, y que el cuerpo social los repudia.


El poder que dá el voto es siempre pasajero, y ellos parecen no darse cuenta. Eterno es nuestro dolor. También lo será nuestro incesante caminar buscando con toda convicción la condena a los corruptos y asesinos de escritorio que nos llevaron a la masacre de Once.
A pesar de lo intrincado de este camino judicial, nunca dejamos de ver de qué manera se viaja en el Sarmiento. Los usuarios no recibimos un servicio, lo padecemos. Los incidentes se repiten, y ya estamos hartos. Nos comunicamos entre nosotros, porque sabemos que las denuncias son olvidadas, como ya pasó.

No se paga boleto, lo cuál hace viajar a los pasajeros sin el seguro que eso significa. Pero además, se sigue viajando como ganado,
y el hacinamiento no ha cambiado, como tampoco la seguridad en los viajes.
Pero vemos las fallas en todos lados. Por eso repudiamos las acciones de los malos trabajadores, que con su inconciencia, inoperancia y falta de respeto por la vida de los pasajeros, nos exponen a nuevas tragedias. Es absolutamente reprochable ver a personas que tienen en sus manos miles de vidas leyendo, hablando por teléfono celular, o dormidos mientras manejan un tren. Eso no es un error circunstancial. Eso es no dimensionar que con esas actitudes se esta al límite de otra masacre. Y no podemos permitirnos nada similar.
Pero no son todos iguales. Tenemos muy en claro que son mayoría los ferroviarios que desempeñan su trabajo con idoneidad y cuidado por quienes se suben al tren todos los días.
Muchos nos acompañan desde hace 18 meses, y no nos olvidamos que fueron los laburantes, como los usuarios, los que nunca se callaron.
Pidieron controles, denunciaron el vaciamiento de su fuente de trabajo, y avisaron que a las masacres ocurridas había que ponerles fecha. Nunca fueron escuchados, fueron culpados sin ninguna prueba de boicots inexistentes y por no entrar en los negociados del sindicalismo ladrón muchos fueron perseguidos.
Así como rechazamos profundamente la manera en que varios maquinistas expusieron a los usuarios, también repudiamos la demonización hacia los motorman impulsada desde el Ministerio de Transporte. Aún faltando flagrantemente a su responsabilidad, y mereciendo una sanción ejemplificadora, y coincidiendo con ello, sus rostros debieron permanecer ocultos.
Con esa exposición pública impulsaron una generalización errónea. Unos días después de mostrados los videos, y tras un descarrilamiento producto de la rotura de rieles en Once, los usuarios increparan al conductor, olvidándose que el responsable del mantenimiento de las vías tiene nombre y apellido. El responsable de los trabajadores, del mantenimiento de trenes, vías, señales, y de toda la infraestructura ferroviaria hoy se llaman Florencio Randazzo y Alejandro Ramos y antes fueron Jaime, Schiavi y De Vido. Llamamos a los usuarios a no perder de vista esa responsabilidad. Mostrando públicamente esos videos le dieron un nuevo elemento a uno de los procesados para realizar otra presentación dilatoria ante la Justicia.
Juan Pablo Schiavi, secretario de transporte el fatídico 22 de febrero dice en un escrito presentado: “¿Porqué Córdoba no pudo haberse quedado dormido en los instantes previos a la colisión?”
Consideramos que esto no es una casualidad. Tampoco las declaraciones de Jaime ni las conferencias de Randazzo. Lo venimos diciendo hace 18 meses. Son todos parte del mismo proyecto, lo dicen públicamente como Jaime. Y si no lo dijeran, igual se notaria.
Randazzo es funcional a los procesados, ya que, al igual que ellos, intenta instalar los inadmisibles errores de algunos trabajadores como generadores de todos los desastres, tratando de evadir sus roles y de hacer de la excepción, la regla.
Lo ocurrido en febrero de 2012 dejó en claro la falta de gestión de este gobierno en materia ferroviaria. Dejó en claro un desmanejo absoluto, una falta de interés extremo y una apatía inentendible ante la corrupción que crecía todos los días.
Este gobierno se ufanaba, y todavía lo hace, de pensar en todos los argentinos. En ese tren viajaban y viajan, las clases populares a las que pertenecemos. Decían cuidarnos, decían preocuparse por todos. Sin embargo, nos abandonaron. Antes, durante y después, nos abandonaron.
Pero dejaron crecer los patrimonios de empresarios y funcionarios corruptos sin levantar la voz.
Dejaron pertenecer a su proyecto a sindicalistas ladrones y asesinos condenados como Pedraza, que entraron en sus negociados de dinero y poder olvidándose de los trabajadores representados.
Dejaron derrumbarse los talleres. Dejaron crecer esa red nefasta que terminó envolviéndolos. Decidieron tener a su lado a Jaime, a Schiavi, a los hermanos Cirigliano, a Pedraza, a Luna. Entre ellos y nosotros, los eligieron a ellos.
Mientras el tren caminaba hacia el desastre, miraban para otro lado, y los delincuentes se llenaban los bolsillos.
Entonces todos, los que estamos hoy acá, los que nos ven o escuchan, todos, quedamos en la más tremenda indefensión. Quienes debieron cuidarnos, porque para eso fueron votados, nos dejaron librados a la suerte evadiendo su propia responsabilidad..
La gente de a pie vivió lo mismo que nosotros aquél miércoles de febrero. Y sintió la misma indignación a medida que se iban revelando los detalles del entramado que causó la masacre. Ésta expuso un perfil del gobierno que estaba oculto, pero que existía. Vaya si existía.


Cuando nos fueron arrancados, los 52 inocentes nos mostraron con su muerte la cara más cruel de la política. La cara que muestra a los funcionarios hablando a las cámaras tratando de evadir sus responsabilidades sin que se les mueva un solo músculo de la cara. Creen que la gente es estúpida y que tiene memoria sólo para lo que le interesa al poder.
Pero vemos, sentimos y pensamos mucho más de lo que les gustaría.
Por eso, decimos a viva voz: entre la política corrupta que mata, y la lucha llena de verdad, dolor y dignidad de los familiares, el pueblo nos apoya a nosotros. Y nos acompaña cada día.
En los últimos meses, varios países europeos sufrieron tragedias ferroviarias. Francia, Suiza y España también lloran muertos en las vías. Esta situación dió lugar a justificaciones y comparaciones con lo sucedido en febrero de 2012, como si todas las circunstancias fuesen iguales.
Vamos a ser muy claros: semejantes expresiones sólo merecen ser definidas como miserables, despojadas de toda racionalidad y respeto hacia nosotros.
Lo sucedido hace 18 meses jamás va a poder ser justificado por ninguna tragedia sucedida en otro país.
Sostenemos, y sostendremos siempre, que los 52 fallecidos en Once son muertos causados por la falta de gestión y control de este Gobierno. Fueron causados por la corrupción de sus funcionarios No fue un producto de la fatalidad ni sólo del error humano, sino de esa maldita cadena de la felicidad que los hizo sentir impunes, hasta hacernos trizas la vida.
No vamos a perdonarles nunca su inacción, ni su abandono, ni sus frases ridículas, ni las frases dichas con la voz quebrada para las cámaras, pero con el corazón helado para las víctimas.
Y que quede claro: no nos oponemos a las mejoras ni a los controles. No nos oponemos a un cambio estructural en el transporte ferroviario ni a la inversión. No nos oponemos a que el tren sea lo que los usuarios merecen. No nos oponemos al avance tecnológico, a trenes nuevos, ni a todos los pasos imprescindibles que eviten nuevos desastres. No nos oponemos a talleres en condiciones.
Aunque nuestras diferencias con este gobierno sean absolutamente irreconciliables deseamos un desarrollo ferroviario que se corresponda con la necesidad de los pasajeros. No nos opondremos nunca a nada que signifique una mejora.
A lo que nos oponemos es a las campañas de prensa, a los anuncios vacíos, a la corrupción y las mentiras.
Nos oponemos a que este gobierno sostenga en el tiempo los negociados con los Cirigliano. Nos oponemos a los intentos de estigmatización social de los trabajadores. Nos oponemos a los que creen que pintando vagones y poniendo plasmas se salvan vidas. La tragedia de Castelar muestra que eso no alcanza. Y marca también que nunca fueron escucharon los avisos después de Once. Vaya nuestro recuerdo a los fallecidos y nuestro acompañamiento a los familiares de las víctimas y los heridos del 13 de junio de este año.
Durante los últimos meses, y los que vendrán, los argentinos atravesamos un período electoral. Volvemos a solicitar a todas las fuerzas políticas que expresen su posición respecto de encontrar una política ferroviaria que pueda superar la coyuntura de gobierno. El país necesita un plan maestro de desarrollo en esa área. Son los legisladores quienes deben afrontar la tarea de armar proyectos de ley e incluir en los presupuestos anuales partidas para la mejora de los servicios. Necesitamos leyes que amparen integralmente a los damnificados. No podemos, ni debemos, ni queremos, quedarnos expectantes, en un limbo en el que las cosas se resuelven por espasmos. Las obras deben ser controladas por comisiones especiales de todas las fuerzas políticas, y no por grupos orquestados desde el Ejecutivo. Y si algún funcionario incumple su rol incurriendo en delitos o faltas graves, la causa que eso genere debe ser imprescriptible. Basta de funcionarios que creen que un sillón garantiza impunidad. Desde el seno de las Cámaras del Congreso de la Nación es de donde deben salir las leyes que muestren que son capaces de mirar para adentro y legislar de cara a la sociedad. Nada de todo eso existe. Por eso, como ciudadanos, le pedimos a los representantes del pueblo que piensen en trabajar para que no haya más Once, ni Castelar, ni Flores que sean testigos de muertes previsibles.

“En la vida hay que elegir” decía el slogan de campaña del Frente para la Victoria para las elecciones primarias.
“En la vida hay que elegir”. Nosotros no pudimos elegir no ser sus victimas, pero si podemos elegir que hacer con parte de este dolor. Por eso elegimos esperar un país sin corruptos sueltos apañados por el poder. Por eso elegimos denunciar sin miedo su corrupción y su abandono. Por eso elegimos decir claramente que los ministros de hoy son funcionales a los corruptos de ayer que tuvieron cargos en el Ejecutivo. Por eso elegimos pedirle a la justicia que cite a Julio de Vido para que le explique por qué no hizo nada ni con las denuncias ni con las multas, ni con Jaime.

“En la vida hay que elegir, claro que hay que elegir”.
Eligieron 52 inocentes muertos en lugar de cortar de raíz la maldita trama corrupta antes de que sucediesen las tragedias. Nosotros elegimos la lucha, nosotros elegimos la verdad y la memoria, que son patrimonio de cada argentino, piense como piense.

Nosotros elegimos avanzar, denunciando y proponiendo, pero nunca quedarnos callados. Nosotros elegimos seguir, hasta ver a todos los procesados presos.
Necesitamos que ustedes nos acompañen siempre, porque tenemos una lucha en común, y porque todos elegimos un país digno, que reconozca sus fallas, que busque la verdad y que honre con lucha la vida de los inocentes muertos.
Gracias, con todo el corazón gracias, por haber estado hoy acá, y por elegir estar de nuestro lado.

JUSTICIA PARA LOS MUERTOS Y HERIDOS DE ONCE